Los avances científicos marcan el ritmo de las sociedades actuales. Saber informar de estas cuestiones de manera comprensible para todos es un reto al que se enfrentan periodistas, comunicadores y divulgadores

La ciencia ha estado presente en nuestras sociedades desde el principio de las civilizaciones. Desde los pueblos babilonios, egipcios, los filósofos de la antigua Grecia, pasando por la Edad Media, el Renacimiento y hasta nuestros días. Vivimos en sociedades que cada vez más se mueven por impulso de la ciencia y la tecnología, haciéndonos avanzar y evolucionar en cuestiones tan vitales como, por ejemplo, la medicina.

No obstante, pese a su importancia, el interés por la ciencia y la tecnología en España ha ido disminuyendo con los años. Así queda reflejado en las encuestas de percepción social de la ciencia que realiza la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT). En su último informe, publicado en 2020, el porcentaje de encuestados interesados en estas disciplinas es de un 14,2%, dos puntos por debajo con respecto a 2018 o 2016. Son los jóvenes quienes más se sienten atraídos por esta disciplina. Por ello, ¿qué podemos hacer para evitar que pierdan el interés futuro y disminuyan las vocaciones científicas?

Desde el ámbito de la comunicación, la tarea pasa por difundir información científica de interés y al alcance de todos. Aquí podemos diferenciar dos términos que pueden ser similares, pero a la vez diferentes, periodismo científico y divulgación científica. La principal diferencia es que la divulgación la realizan directamente las fuentes, los científicos, mientras que los periodistas deben elaborar el contenido buscando a la fuente y yendo más allá. El periodista, además de informar sobre el hecho científico en sí, debe buscar la utilidad para los ciudadanos. Debe contextualizar la información, explicar causas, consecuencias, beneficios, financiación, etc. Debe justificar por qué esa información es de importancia para las personas. Por ejemplo, en el caso de la erupción de La Palma, el hecho noticioso permitía, además de informar sobre lo que estaba ocurriendo, divulgar contenido sobre vulcanología y geología. Por lo tanto, el periodismo es capaz de ofrecer una información más completa al tratar la teoría y el interés para el público al mismo tiempo.

¿Cómo debemos abordar las informaciones científicas?

La información científica elaborada por los periodistas debe responder a unas claves para que no resulte imprecisa, pero tampoco incomprensible para el lector. La complejidad del mensaje científico radica, sobre todo, en el propio lenguaje de la comunidad. Este contiene muchos tecnicismos que, en ocasiones, no tienen sinónimos en el lenguaje común y el periodista puede incurrir en errores que molestan a los científicos. Por ello, hay que conseguir un consenso y un clima de confianza entre ambos colectivos (periodistas y científicos) para trabajar en conjunto. Algunas recomendaciones para mejorar esta relación son:

  • La existencia de un diálogo continuo entre ambos profesionales para evitar imprecisiones o errores de interpretación que puedan confundir al lector.
  • La especialización del periodista en cuestiones científico-técnicas que le brinde herramientas teórico-prácticas para abordar la divulgación y la comunicación científica.
  • Romper con las barreras limitantes entre el lenguaje científico y periodístico para encontrar un punto intermedio entre lo técnico y lo simplificado.

¿Cómo nos enfrentamos al lenguaje experto?

Existen recursos que nos permiten adaptar el término técnico a un lenguaje más accesible, lo que lleva a interpretar, en estos casos, la figura del periodista como la de un traductor. No hay que rechazar el uso del tecnicismo, solo hay que proporcionar otra manera de entenderlos y algunos recursos de utilidad son:

  • La sinonimia: buscar sinónimos para los tecnicismos empleados que sean más sencillos de comprender.
  • El uso del ejemplo ayuda a ilustrar el concepto que se quiere transmitir.
  • La inclusión de los tecnicismos siempre debe ir acompañada de una definición que facilite la asimilación del término.
  • La analogía y la metáfora son dos recursos comparativos muy recurrentes a la hora de traducir una explicación compleja en otra más sencilla, buscando relaciones en la similitud de sus características.
  • Otro uso muy común es la atribución mediante la cita de una explicación no tan técnica que maneje el científico.

Algunos científicos no estarán de acuerdo con estos recursos y preferirán el empleo de lo técnico, pero hay otros que dan mayor importancia a hacer llegar el mensaje de manera efectiva y se muestran más receptivos a la hora de adaptar las explicaciones.

FUENTES DEL PERIODISMO CIENTÍFICO

Un aspecto vital a la hora de elaborar noticias, reportajes, artículos sobre ciencia es recurrir a la fuente adecuada y tener diversidad de puntos de vista que enriquezcan nuestro contenido. Hay que saber cuáles son los puntos de generación de esta información. Podemos encontrarla en:

  • Universidades
  • Organismos públicos de investigación:
    • Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
    • Instituto Astrofísico de Canarias (IAC)
    • Instituto Español de Oceanografía (IEO)
    • Instituto Nacional de Meteorología
    • Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat)
  • Organismos de alcance mundial
    • NASA
    • Agencia Espacial Europea
    • Royal Society
    • Asociación Americana para el Avance de la Ciencia
  • Ministerio de Sanidad y Consumo
  • Congresos científicos
  • Instituciones estadísticas
    • Centro de investigaciones sociológicas (CIS)
    • Instituto Nacional de Estadística (INE)
  • Revistas científicas

A partir de estas pautas podremos abordar la información científica diferenciándola de la información generalista. Es fundamental mantener a la población informada sobre cuestiones científico-técnicas, de manera que sean entendidas y comprendidas por todos para así evitar la proliferación de creencias erróneas o pseudociencias. Por ejemplo, el auge de los terraplanistas, antivacunas, entre otros. Los datos de la encuesta del Eurobarómetro Conocimientos y actitudes de los ciudadanos europeos respecto a la ciencia y la tecnología, publicados en 2021, son más alentadores. Este informe destaca que el 82% de los ciudadanos europeos muestra interés por la ciencia y la tecnología y un 86% estima que su influencia es positiva. Por lo tanto, el trabajo de periodistas, comunicadores o divulgadores debe ser preciso, claro, directo y comprensible para favorecer una mayor cultura científica entre la población y no alimentar teorías que carecen de evidencia científica y fundamento. Un objetivo que no solo pasa por comunicar bien, sino también por educar en los colegios y fomentar actividades en el día a día que formen a la población interesada, ya sea en museos, conferencias, etc.