Tal día como hoy, 28 de abril, el movimiento sindical creó la Jornada Internacional de Conmemoración a las trabajadoras y trabajadores víctimas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, en la que se realizaban movilizaciones y campañas de prevención de riesgos laborales en todo el mundo.

Y en el 2003 la OIT oficializó el día mundial de la seguridad y salud en el trabajo como una medida de promover prácticas seguras y saludables en los ambientes laborales y concienciar la importancia de la seguridad y salud ocupacional como derecho fundamental de todas las personas trabajadoras.

Pero ¿a qué hace referencia exactamente el concepto “seguridad y salud laboral”?

Seguridad y salud laboral

En un sentido amplío, este concepto abarca la salud integral a nivel social, psicológico y físico de las personas trabajadoras, así como los riesgos laborales derivados del trabajo que generan enfermedades, patologías (incluyendo las de carácter psíquico) o lesiones.

La legislación vigente en materia de prevención de riesgos laborales señala que las personas empleadoras tienen la responsabilidad de planificar y promover un sistema preventivo que permita un entorno laboral seguro, no solo en la técnica laboral, sino también en la organización, relaciones sociales y los factores ambientales en el trabajo, con el fin de que las condiciones laborales permitan velar de manera efectiva por la seguridad, la salud y el bienestar de las personas trabajadoras.

La importancia de la prevención de riesgos laborales y la necesidad de aplicar la perspectiva de género en esta materia

La prevención de riesgos laborales es crucial para las empresas, ya que ayuda a prevenir o reducir las posibilidades de que su plantilla sufra daños relacionados con la actividad laboral. Para una protección óptima del personal trabajador, el sistema preventivo implementado por la persona empleadora debe adaptarse a la naturaleza de la actividad empresarial y todos los riesgos asociados a ella. Estos riesgos pueden incluir: riesgos físicos (caídas, golpes o cortes), riesgos químicos (exposición a productos químicos peligrosos), riesgos biológicos (exposición a agentes patógenos), riesgos ergonómicos (relacionados con la postura y movimientos repetitivos), riesgos psicosociales (como el estrés laboral o el acoso), riesgos ambientales (tales como contaminantes atmosféricos o ruido excesivo) y riesgos mecánicos (derivados del uso de maquinaria o equipos industriales).

Desde una perspectiva de género, las medidas preventivas tienden a centrarse únicamente en la protección de la capacidad reproductiva, del estado biológico del embarazo y de la lactancia, considerados como estados temporales que requieren protección puntual específica dentro del marco jurídico de las obligaciones en materia de riesgos laborales. Lo cual supone una aplicación limitada del enfoque de género.

Para garantizar de manera efectiva la seguridad y la salud de todas las trabajadoras y trabajadores en las empresas, es fundamental aplicar la perspectiva de género de manera transversal en la prevención de riesgos laborales.

Esto implica, en primer lugar, reconocer y, en segundo lugar, abordar en la evaluación de riesgos laborales las distintas experiencias laborales de mujeres, hombres y otras identidades de género, considerando sistemáticamente las desigualdades sociales y discriminaciones derivadas de los roles tradicionales de género que se sufren en cada caso, ya que estas diferencias pueden afectar los riesgos laborales a los que se enfrentan en el desarrollo de su trabajo.

Por ejemplo, en términos generales, debido a la segregación horizontal del mercado laboral en base a los roles y estereotipos tradicionales de género, en sectores feminizados, las mujeres pueden estar más expuestas a riesgos ergonómicos debido a tareas repetitivas o posturas poco saludables, así como a situaciones de acoso sexual o por razón de sexo y/o género; mientras que, en sectores masculinizados, los hombres pueden enfrentar más riesgos de tipo físico relacionados con trabajos de fuerza o el manejo de maquinaria pesada.

Integrar la perspectiva de género en la prevención de riesgos laborales permite a las empresas identificar y abordar de manera más efectiva los riesgos laborales de sus empleadas y empleados, promoviendo así un entorno laboral más seguro, saludable, inclusivo y equitativo.

 

Medidas a implementar para garantizar de manera efectiva la seguridad y la salud en el trabajo

Con la finalidad de dotar a tu empresa de un entorno laboral seguro y saludable para todas las personas trabajadoras, con independencia de su sexo/género, es importante realizar evaluaciones de riesgos que contemplen las distintas realidades, de mujeres, hombres y otras identidades de género, asegurando que las medidas preventivas sean inclusivas y efectivas para toda la plantilla.

Asimismo, los programas de formación continuada en materia de PRL que integren la perspectiva de género, resultan vitales para fomentar un ambiente de trabajo seguro y saludable, aparte de igualitario y respetuoso.

Por otro lado, las políticas y herramientas encaminadas a prevenir y actuar frente a la violencia y el acoso laboral, sexual, por razón de sexo y de género en el lugar de trabajo también resultan esenciales para establecer un entorno seguro y garantista para toda la plantilla, en tanto que construyen y consolidan una cultura de Tolerancia Cero hacia cualquier forma de acoso, discriminación o abuso en el trabajo.

Por último, pero no por ello menos importante, también resultará imprescindible promover medidas que fomenten la conciliación y la corresponsabilidad entre la plantilla. Esto permitirá a las personas trabajadoras alcanzar un equilibrio efectivo entre la vida laboral, personal y familiar, lo cual, a su vez, resultará en una mejora de su salud y bienestar laboral.

Seguridad y salud laboral desde una perspectiva de género: Estrategia win-win

En resumen, adoptar un enfoque integral y consciente de género en la seguridad y salud laboral permite, en primer lugar, garantizar de manera efectiva este derecho de todas las personas trabajadoras y, en segundo lugar, a las empresas cumplir plenamente con sus obligaciones normativas vigentes.

Por lo tanto, a la hora de llevar a cabo la evaluación de riesgos laborales de tu empresa, asegúrate que esta incluya una perspectiva de género que aborde de manera integral las realidades de mujeres, hombres y personas de otros géneros, identificando y gestionando adecuadamente los riesgos específicos derivados de las distintas realidades para crear un entorno de trabajo verdaderamente seguro y saludable.