Una gran X se cierne sobre la trayectoria de nuestro querido pajarito azul. Se acabó Twitter y todo lo que ello conlleva. ¿Qué puede suponer para la plataforma y su dueño este drástico cambio de imagen? Comentemos algunos aspectos.

Desde que Elon Musk adquirió Twitter nos ha tenido acostumbrados a sus repentinos cambios, para bien o para mal, que han marcado el devenir de la plataforma. La nueva versión de verificados, la limitación de tweets y, ahora, su cambio radical de imagen. Twitter ha dejado atrás su famoso logo del pájaro azul y su nombre para imponérsele una enorme X de fondo negro. No sé qué opinará el lector, pero esta nueva imagen de marca dista mucho de la verdadera esencia de lo que en su día fue la plataforma y tiene cierta semejanza con logos de aplicaciones no aptas para todos los públicos. No sé ustedes, pero el nuevo icono en mi pantalla del móvil desentona.

Eliminando acepciones del diccionario

Dejando a un lado que nos pueda gustar o no su nueva apariencia destaquemos otro aspecto. Al desaparecer el nombre de Twitter ya no existe el retuit, ni el tuit (incluido en la RAE), ni la acción de tuitear. Ahora es un simple post o republicar. Esta había sido de las pocas plataformas, por no decir la única, que había creado una fidelización y una identidad de marca creando un vocabulario propio. Tuitear no tiene la misma fuerza que postear y ahora, aunque permanezca en nuestra mente y diccionario, ya no existe como tal. ¿Qué mueve a alguien a romper con una idea tan potente?

El rebranding es el proceso de cambiar la imagen y la identidad de una marca, empresa, producto o servicio con el objetivo de revitalizar su presencia en el mercado, atraer a nuevos públicos, mejorar su percepción entre los consumidores o resaltar cambios internos en la organización. En esencia, implica la actualización o renovación de elementos visuales como el logo, colores, tipografía. Muchas empresas lo implementan para marcar un antes y un después en su empresa/producto, pero suelen ser cambios que siguen la misma línea de lo que representa la marca, cambios que ves e identificas con ellos, que no son radicales.

Éxito o fracaso

Se han dado casos en los que la empresa en cuestión ha tenido que dar marcha atrás y volver a su imagen original, ya que el cambio no conectó con sus clientes y terminó siendo todo un fracaso. O casos en que el rebranding no consigue romper con la trayectoria de desgaste que arrastra la empresa.

Los múltiples cambios que ha estado sufriendo Twitter se han dejado notar en el descontento de la comunidad desde el primer momento. El magnate ha dejado claro que quiere hacer de la red social una superapp al estilo de WeChat en China, con lo que no hay que descartar que siga implementando cambios o, incluso, que empiece a ser de pago.

Habrá que ver si los usuarios siguen confiando en el funcionamiento de la plataforma o si pronto nos sorprenderán con un cambio que termine por romper con el microblogging.

¿Estamos ante una práctica exitosa de rebranding o asistiremos al funeral de un grande? Lo veremos…